Los actos del aniversario se harán el próximo martes 27 en Campo Quijano, en el marco de la reunión regional del Plan Belgrano.
Las hazañas, las megaobras que marcan la historia de los pueblos, los hombres superlativos por su inteligencia, generosidad y sacrificio, imprimen su sello casi siempre en el terreno de las grandes injusticias de su época. El 17 de enero de 1948 los rieles del ramal C-14 llegaron hasta el límite fronterizo y se unieron con los chilenos. El 20 de febrero de ese año, la primera formación fue puesta sobre las vías para inaugurar de manera oficial la megaobra del ingeniero Richard Fontaine Maury, quien paradójicamente y tras más de una década de trabajo y cerebro al servicio del progreso de una región en ciernes, no fue invitado a la inauguración de su obra maestra. Había sido desvinculado de la misma cuando irrumpió en el poder José Félix Uriburu, dando inicio la década catalogada como "infame" en la historia argentina (1930 - 1943). Tampoco hay pruebas fehacientes de que Maury haya podido llegar hasta Socompa, aunque anhelaba conocer ese hito que era la cumbre de su obra de ingeniería. Murió dos años más tarde, el 10 de julio de 1950, en Córdoba. Siete años después sus restos fueron trasladados al mausoleo que se construyó en su honor en Campo Quijano, muy cerca de las vías y de la primera locomotora que recorrió el ramal C-14, y muy lejos de su Filadelfia natal.
La historia está en deuda con Maury, un visionario que le dio a este trazado una razón estratégica. Fue Hipólito Yrigoyen el primero en considerar que una vía férrea que conectara Argentina con Chile sería provechosa para la salida de la mercadería argentina hacia el Pacífico y su construcción comenzó en 1921. Después de 27 años, y con un cambio de trazado incluido, que hizo que el paso fronterizo elegido fuera Socompa (de menor altura y más conveniente para Chile) y no Huaytiquina, el sueño de Yrigoyen se hizo realidad. Eran presidentes en Argentina Juan Domingo Perón, y en Chile, Carlos Ibáñez del Campo. Ambos faltaron a la inauguración por recomendaciones médicas. La puna no es para cualquiera.
Los actos
Salta comienza hacer justicia con el valor de este ramal y con la memoria del ingeniero Maury. En este marco, el ministro de Gobierno, Derechos Humanos y Justicia, Marcelo López Arias, junto al gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones del Belgrano Cargas, Carlos Funes, trabajan articuladamente en la organización de las actividades por los 70 años del C-14, un ramal de importancia central para las economías de la provincia y de la región. La idea de la celebración es resaltar la importancia de la obra que dio a la región una salida directa al Pacífico.
El acto será en la estación de Campo Quijano, oportunidad en la que se mostrarán nuevas locomotoras y la nueva capacidad operativa del ramal. Además se recordarán las alternativas de los años de construcción de este ferrocarril, y su puesta en funcionamiento el 20 de febrero de 1948.
Funcionarios de Salta y de otras provincias del NOA se reunirán el martes 27 con autoridades nacionales para debatir temas relacionados con la competitividad que quieren imprimirle a región. A fines de octubre pasado, el ramal C-14, que une la ciudad de Salta con Socompa (límite con Chile), después de un largo paréntesis de inactividad, empezó a hacer sus primeros viajes. Por ahora solamente atiende el tráfico de la minera El Altiplano, ubicada en el Salar de Pocitos. La carga es enviada hasta la frontera, donde Ferronor (empresa de transporte ferroviario chilena) toma el mineral. La principal finalidad de esos primeros viajes fue la formación de los nuevos maquinistas. "El C-14 es un ramal de montaña, muy complicado que lleva conductores en brigada. Eso quiere decir que van cuatro conductores, se van haciendo relevos de dos por turnos de ocho horas. Entonces se necesita mucha mano de obra a diferencia de un tren que anda por el llano, que lleva dos y se van relevando", comentó Leonardo Raggio, co ordinador de Logística del Bel grano Cargas.
El ingeniero era “ordenado y firme en sus propósitos, de claro y profundo raciocinio”.
Richard Fontaine Maury era norteamericano y se nacionalizó argentino. Nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 18 de diciembre de 1887 y se graduó de ingeniero en el Virginia Military Institute de Lexington. Trabajó en el túnel bajo el Hudson para el ferrocarril de Pennsylvania y luego en obras ferroviarias en Cuba.
Corría 1906 cuando la empresa White lo envió a la Argentina. Un año más tarde ingresaba a los Ferrocarriles del Estado. En 1921 se le confió la dirección de esa obra gigantesca que fue el ferrocarril Huaytiquina. Llevó a cabo una verdadera hazaña técnica, plasmada en el creativo y audaz trazado y en 42 estaciones, 13 viaductos (entre ellos los del río Toro y el de Polvorilla); 32 puentes de acero y 21 túneles.
Allí demostró de modo irrefutable su vasta capacidad, pero debió absorber también, desde 1930 en adelante, muchas injusticias y amarguras a causa de la arbitrariedad de sus superiores.
Luego, en Tucumán, durante la gobernación Critto, el director de Vialidad Provincial, ingeniero Roberto Robles Mendilaharzu, le encargó planificar el camino a los Valles, que se inauguró en 1943. También asesoró en la construcción del Canal Norte.
La Universidad Nacional de Tucumán publicó en 1928 su libro “Manual para el trazado de ferrocarriles”, que tiene un gran prestigio entre los estudiosos por su vigencia.
En 1941 se casó con una tucumana, doña Carmen Rosa Pauna. En 1949 se jubiló, y una rápida enfermedad terminó con su vida un año después, en Córdoba, el 31 de julio de 1950.
En su detenido trabajo biográfico sobre el ingeniero Richard Fontaine Maury, Dante Crisorio rescata su imagen como la del “amigo cordial que allana el empinamiento que dan la edad y el saber”.
Describe que tenía “temperamento resuelto y tranquilo, carente de pugnacidad, ordenado y firme en sus propósitos y decisiones, de claro y profundo raciocinio”.
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