Fernando, suboficial de la Armada, trabaja en el rastrillaje. Ahí se ilusionó con una veintena de contactos, todos descartados.
Pese a haber nacido en Salta, el mar no es un lugar ajeno para Fernando Arjona. Pasó más de la mitad de sus 39 años formándose a bordo de varios buques de la Armada durante su carrera. Pero su próxima misión no será una más. En las próximas horas volverá a subir a uno de los navíos que buscan rastros del ARA San Juan en el Océano Atlántico. Y así, desde la primera línea de operaciones, podrá renovar la esperanza de hallar a su hermano menor, Ramiro, maquinista del submarino desaparecido hace ya tres meses.
“Es una navegación especial”, alcanza a definir Fernando, antes de buscar un trago de gaseosa que alivie la angustia contenida y que aflora ante la primera pregunta. Desde fines de diciembre está asignado en el aviso Islas Malvinas, que entre este jueves y el sábado partirá de la base Puerto Belgrano hacia la zona de búsqueda, en la que ya estuvo más de 20 días. Allí le tocó trabajar en la verificación de unos 20 "contactos" que terminaron siendo descartados.
“Cada vez que aparece un contacto resurge la esperanza de que estén ahí, de que sean ellos”, le cuenta a Clarín sobre sus sensaciones a bordo del buque de la Armada que transporta al Panther Plus, el ROV ruso que puede bajar hasta los 1.000 metros.
Desde la cubierta del buque argentino, donde hay instalado un contenedor, puede seguir en tiempo real lo que el minisubmarino va registrando del lecho marino.
“Tiene luz propia y una cámara que filma todo y lo transmite a través de un cable. Ellos verifican cada indicio que detectan los sonares de nuestros barcos”, comenta sobre la rutina que arranca a las 7.30 con el toque de diana, el desayuno y las tareas diarias de mantenimiento y limpieza. “Nuestra tarea es asegurar la posición del aviso y realizar alguna reparación si surge”, agrega sobre la labor asignada a bordo del Islas Malvinas, en apoyo a los marinos rusos.
Fernando Arjona es suboficial de Marina y pasó 20 días en altamar buscando a su hermano, que uno de los 44 tripulantes desaparecidos del ARA San Juan. (Foto: Marcelo Barth)
Aunque lamenta que, hasta el momento, no se haya encontrado ningún elemento del submarino, confía en que en esta nueva etapa la búsqueda se oriente hacia el Norte del área donde se concentran desde hace más de dos meses las operaciones.
“Eso es lo que están esperando los familiares, que se busque en la derrota (ruta) que llevaba hacia Mar del Plata. Pero primero tienen que terminar de descartar donde se lo está buscando ahora, y eso lleva tiempo. El submarino está hecho para que no lo encuentren”, aclara.
Como técnico en sistema de control de tiro, navegó en la corbeta Spiro y los destructores Brown y Sarandí, todos asignados, en algún momento, al operativo San Juan. Ni él ni su hermano vivieron jamás un incidente a bordo. Antes de ser enviado en comisión al Islas Malvinas, su destino era la lancha La Intrépida, que opera desde Ushuaia. Allí se vio por última vez con Ramiro, el fin de semana anterior a la última zarpada del San Juan, el lunes 13 de noviembre. “No hablamos mucho del trabajo, pero dijo que estaba todo bien y por eso salían a navegar. La expectativa era la de un viaje más”.
Los días que pasan sin novedades y las especulaciones que circulan en torno a lo que sucedió abren dudas en Fernando y su entorno. “Ahora no sé si mi hermano me decía la verdad, o me ocultaba algo para no preocuparnos. Es mucho el tiempo que pasó y que no se lo haya podido encontrar, no sé. Solo está la última la comunicación de las 7.30 del día 15 y los datos de la explosión, que son conjeturas. Pero todavía ningún elemento concreto del submarino”, lamentó.
Su hermano iba en el ARA San Juan y él lo busca en el mar: "Con cada indicio revive la esperanza"
Fernando Arjona es suboficial de Marina y pasó 20 días en altamar buscando a su hermano, que uno de los 44 tripulantes desaparecidos del ARA San Juan.
Los Arjona son de Campo Quijano, en Salta. Tienen una hermana mayor, Silvia, y se llevan 6 años entre los varones. Un poco por verlo a Fernando, que antes de los 20 se fue a Buenos Aires a estudiar a la ex ESMA, Ramiro también se enroló en la Armada. Su primer destino fue Mar del Plata y allí, después de un año, supo que quería ser submarinista.
En esa misma ciudad están actualmente esperando novedades su mamá, su esposa y sus dos hijos, junto con la esposa de Fernando y sus dos hijos, en permanente contacto con el papá, que se quedó en el Norte. “Todos tenemos una gran ansiedad por que aparezca. En algún momento se lo tiene que encontrar”, se esperanza Fernando, a horas de afrontar una de sus misiones más difíciles.
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