En el Centro de Artesanos entregaron su producción para ser comercializada. Se trata de una actividad que a lo largo del año repiten los últimos fines de semana de cada mes.
El sábado último, artesanos de toda la Quebrada del Toro llegaron hasta el paraje Alfarcito para entregar sus productos en la Tienda de Artesanías o Centro de Artesanos. Se trata de un espacio que nació en épocas del recordado padre Sigfrido “Chifri” Moroder y que está destinado a la comercialización de lo que se produce en el lugar, para el sustento de decenas de familias. El objetivo es poner en valor las artesanías, la cultura local y generar fuentes de empleo.
Para llegar hasta Alfarcito, ubicado a la vera de la ruta nacional 51, muchos recorren con sus cargamentos distancias enormes por la escarpada geografía de montaña. Existen más de 20 comunidades dispersas en la Quebrada.
Una vez en Alfarcito, la gente entrega sus productos y a la vez recibe el dinero de los artículos vendidos a los turistas a lo largo del mes, especialmente a los contingentes que llegan a Salta para ser protagonistas de la experiencia del Tren a las Nubes. Pero, la Tienda de Artesanías y el último fin de semana de cada mes no solo es un tiempo y un lugar de comercialización, sino también lo es de encuentro y camaradería. Allí se comparten proyectos, aspiraciones y también preocupaciones. “Compartimos, también, una misa celebrada por el padre Zárate de la que participaron los artesanos y la familia de Martita Yapura, en el marco del tercer aniversario de su fallecimiento. Martita fue una voluntaria de enorme valor del Centro de Artesanos, que es recordada con muchísimo cariño”, contaron desde la Fundación Alfarcito.
“Luego de la entrega de artesanías por parte de los productores, dos amigas de la Fundación les enseñaron nuevas técnicas de trabajo con la lana. María José Roldán lo hizo con en bordado y Marcela Zaniello en macramé. Los talleres fueron muy bien aprovechados por los artesanos y seguramente se verán reflejados en sus próximos trabajos”, explicaron desde la ONG.
La ocasión también fue propicia para compartir un almuerzo, compartir vivencias y anécdotas, en los que el recuerdo del padre Chifri fue una constante.
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