El taller gratuito, conducido por el profesor de Tecnología Carlos Ríos, es cada vez más requerido. La consigna es ser curioso y comprometido con la comunidad.
En una mañana de sábado fría pero soleada en Campo Quijano, unos 30 adolescentes provenientes de Salta, Rosario de Lerma, Chicoana, Guachipas y El Carril, entre otros lugares, se encuentran en el aula de la escuela técnica 3106 Ingeniero Maury para participar del taller de robótica que lidera el joven profesor de Tecnología Carlos Ríos, que en agosto comenzó ya su cuarto exitoso año.
Los jóvenes sentados frente a las computadoras siguen con atención a Ríos. A todos los convoca la pasión por el fascinante mundo de la robótica. "Este es un espacio de reflexión y aprendizaje destinado a los jóvenes mayores de 13 años", le contó Ríos a El Tribuno.
El docente es un quijaneño apasionado por los robots, de impecable trayectoria y perfil bajo que se dedica a enseñar y acompañar a los chicos en la creación de robots que después tienen un destino social. "Se trata de que los chicos, cuando finalice el taller en noviembre, lleven sus invenciones a sus comunidades y puedan replicar la experiencia. El saber se tiene que compartir", afirmó Ríos.
"Tenemos proyectos en los que ya estamos trabajando desde principios de año; por ejemplo, un marcador para el club de básquet de Campo Quijano. Además, seguimos desarrollando a Silvio, el robot limpiador del colegio, tratando de mejorarlo y darle más funciones", comentó Ríos.
Modalidad de trabajo
"Nosotros establecemos una base de conocimiento en programación, electrónica y mecánica. Queremos que los chicos vengan y hagan el robot que ellos quieran, desde un pequeño brazo, un seguidor de línea, un robot controlado por bluetooth, un drone, etcétera. La idea es que con los conocimientos que adquieren aquí, investiguen y realicen un proyecto en el que ellos estén interesados, porque así le ponen muchas ganas. Y después, por supuesto, se lo llevan", contó Ríos.
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Foto de archivo |
"Lo nuevo de este año es que vamos a empezar a trabajar con la placa raspberry pi y con impresora 3 D. Por el momento contamos con las placas que nos dieron el año pasado desde Ciencia y Tecnología de Salta, pero son pocas, el resto las ponemos nosotros. El profesor Rafael Sángari, director de la Técnica, es un grande (dice con admiración), nos ayudó a conseguir la impresora 3D y colabora con la compra de insumos para la impresora. Con el dinero de algunos proyectos se están adquiriendo los componentes para el tablero electrónico de básquet para el club de Campo Quijano. La idea es ayudar a los chicos que quieren aprender y no pueden comprarse las placas", dijo Ríos y agregó: "Este año nos hemos puesto tres objetivos concretos como taller: una prótesis de mano para niño, construir un visor de oculus para 3D con imágenes creadas por nosotros y un brazo robótico de estudio".
A este emprendimiento se sumó el profesor Carlos Cabirol, de Rosario de Lerma, que trae a sus alumnos desde allá a participar y colabora con el docente Ríos en la tarea educativa. Cabirol es pionero en prototipos de autos solares en Salta.
"Martín Linares es un administrador de sistemas que tiene una pequeña empresa y nos ofreció el servicio de hosting para poner nuestra página web Quijanobots, ya que hace un tiempo tuve que darle la baja porque no podía seguir pagando el hosting. Por el momento toda la ayuda que recibimos es de gente que viene de afuera (Salta y de Rosario de Lerma) más que de Campo Quijano", dijo el docente.
Una travesía apasionada
"Este año pensé en dejar el taller porque me implica costo y tiempo que dejo de darle a mi familia, pero mi esposa, Jaquelina, me alentó para que siguiera", dijo el profe Ríos, que además es papá de su fan preferido, Lucas, de dos años. Pero en esta travesía educativa no está solo, el director de la Técnica, Rafael Sángari, consiguió una impresora 3D única en Salta por su tamaño. Es una de las más grandes y de las más costosas.
El arquitecto y diseñador Jorge Caro es un salteño que les da una mano para enseñar y perfeccionar el diseño gráfico y también el plan económico de los proyectos. "Yo también vengo a aprender programación", dijo Jorge a El Tribuno.
Enrique Tapia tiene 24 años, es de Rosario de Lerma y diseñador 3D, especializado en Buenos Aires. El también se sumó al taller de Ríos para trabajar en este espacio de aprendizaje y creación. La gente de la Fundación Dwengo de Bélgica siempre les está dando una mano en lo que puede, por ejemplo, en placas y capacitación.
"La idea siempre es sumar y si más gente lo quiere hacer es bienvenida. A los chicos que se quieran incorporar los esperamos. Este taller está pensado más para los chicos que no tienen acceso y recursos, no importa si no tienen experiencia en electrónica o programación, de a poco se aprende", dijo el profe.
Dos tipos audaces
Erick Pistán y Aarón Alfaro, ambos de 17 años, de Rosario de Lerma y La Silleta, respectivamente, están abocados a perfeccionar a Silvio, el robot limpiador del Colegio. "Antes era un robot seguidor de línea, ahora lo estamos perfeccionando y lo manejamos por bluetooth con el celular. Seguimos trabajando sobre Silvio", dijeron. Los jóvenes se presentaron con su proyecto en la Feria de Ciencias provincial y esperan poder llegar a las nacionales. "No nos interesa competir sino mostrar las cosas que hacemos", dijeron.