Una serie de deslizamientos de tierras en algunos parajes de la zona de la quebrada del Toro puso en alerta a los lugareños de este recóndita geografía ubicada en el municipio Campo Quijano y a un paso de la Puna salteña.
Hacia dentro de estas latitudes, al borde del límite con Jujuy, en el sector de Abra La Cruz, todavía está fresco el triste recuerdo de la trágica muerte de dos vecinos, tras un alud que bajó de las altas cumbres. De hecho, este 15 de enero se cumple un año de semejante siniestro.
"La gente tiene temor apenas comienza a bramar el cerro con los truenos y los relámpagos. Todavía no hay un sistema de emergencia para auxiliar a los vecinos de estos parajes. Pasó un año de aquel fatídico día y aún se espera por los teléfonos satelitales prometidos", contó el edil Carlos Cruz, cuya acción permitió el año pasado conseguir un helicóptero que pudiera bajar los restos de los desafortunados lugareños.
¿Y el comité?
Cruz agregó un dato preocupante. "Si hoy ocurre otro siniestro en la zona, nadie sabe qué hacer. Nunca se formó el pretendido comité de crisis. Nada. Como que si se hubieran olvidado que murieron personas por falta de previsión de las autoridades de seguridad. Cada vez que llueve en esos sectores es de manera tormentosa, con granizo y hasta nieve", recordó.
El clima en la zona está complicado. Semanas antes de que termine el 2017, algunos aludes colmataron la ruta nacional 51 en varias partes. Desde la zona de Alfarcito hasta Chorrillos, el barro, con agua y piedras, dejó destruido el camino en muchos tramos. Quedó gente varada en ambos lados de los tres aludes. La maquinaria de la empresa a cargo del mantenimiento de este sector del camino internacional pudo despejar los tramos comprometidos con los deslizamientos.
"Nosotros nos enteramos de lo que pasa a un costado de la ruta nacional 51. Pero para llegar a los parajes alejados, ¿quién se entera? Viven familias por allá. Es inhumano pensar en ellos solo cuando ocurren las desgracias", espetó el concejal de Quijano.
Ya hay problemas
La preocupación de Cruz pasa porque ya estuvo en contacto con algunos pobladores de El Chañi y El Rosal, distante a unos 80 kilómetros de la ciudad capital de la provincia.
"Gracias a los puntos de internet que tienen estas escuelas de los dos parajes de montaña, podemos comunicarnos con algunos vecinos vía WhatsApp. De lo contrario sería imposible. Ellos nos comentaron que con las lluvias de estas semanas cayó granizo y nieve. Que están comprometidos con la pastura de los animales y que las vertientes de agua naturales se comienzan a tapar con el barro producido por los corrimientos de tierra", contó.
Cruz y otros vecinos de Quijano están por partir en las próximas horas a realizar un relevamiento de las familias de la parte alta de esta región.
Se calculan un poco más de 20 familias y gente mayor que vive sola en medio de los cerros.
"Las radios que se habían comprometido en reemplazarlas en los parajes y puestos de salud nunca llegaron. Algunas tienen fuerza para transmitir novedades al hospital Francisco Herrera, de Quijano. Pero el resto está incomunicado", aseguró el edil.
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