miércoles, 24 de abril de 2019

Los verdaderos custodios del patrimonio: salvaguardando la cultura prehispánica en Argentina

En la Argentina rural, un proyecto del BID para la conservación y consolidación del sitio prehispánico del Qhapaq Ñan está empoderando a la población local como guardianes de su patrimonio cultural y ancestral.

Daniel Arjona tiene 21 años, y viene de la pequeña comunidad rural altoandina de Santa Rosa de Tastil que se encuentra en la región de la Quebrada de Toro, provincia de Salta, al Noroeste de Argentina. En el pueblo propiamente dicho viven apenas 25 personas y cuando se suman los lugareños de los alrededores, llegan a ser 150. Las oportunidades para los jóvenes como Daniel son pocas, sin embargo, un proyecto turístico innovador del BID el Programa de Desarrollo Turístico Sustentable de la Provincia de Salta ha encontrado una solución comunitaria para un desafío de conservación prehispánico, de su patrimonio, así como generar empleo para Daniel y otros miembros de la comunidad desempeñando un papel fundamental en el cuidado de su patrimonio cultural.

Qhapaq Ñan en Argentina: patrimonio cultural mundial

Daniel fue uno de los 15 miembros de diversas comunidades originarios de la Quebrada del Toro que fueron entrenados por arqueólogos locales y peruanos expertos en técnicas de construcción prehispánica, para ayudar en la conservación y rehabilitación de varios sitios del Qhapaq Ñan. Conocido como el “El Gran Camino” y el pilar del poder político y económico del Imperio Inca, el Qhapaq Ñan abarca 5 provincias en Argentina y 5 países en América del sur. Fue reconocido en el 2014 como sitio de patrimonio cultural mundial por la UNESCO.

El camino andino fue una red de más de 23,000 km de longitud que conectó varios centros de producción, administrativos y ceremoniales construidos a lo largo de más de 2,000 años de cultura andina preincaica. Sin embargo, hoy día, mucho del camino y los sitios se encuentran en ruinas, y ponerlos en valor resulta una tarea compleja, dado que como patrimonio mundial se deben seguir procesos  muy específicos de conservación para garantizar que se mantengan su “valor universal excepcional.”

Capacitación en la teoría y práctica de la construcción preincaica

Las obras en general suelen tener estándares sencillos para solicitar ofertas de empresas constructoras. Pero en este caso, se buscaron otras alternativas para realizar este trabajo por la naturaleza de las obras de recuperación de sitios preincaicos, el interés de las comunidades originarias locales y el aislamiento de los sitios de intervención a varias horas de caminata a pie. Ahí es donde entra el programa de entrenamiento en el que participó Daniel. En lugar de contratar una firma constructora, el BID colaboró con la Subsecretaria de Patrimonio Cultural, y el ejecutor del Programa la Secretaría de Financiamiento del gobierno de la Provincia de Salta para financiar el entrenamiento de los 15 becarios y la recuperación de estos sitios.

Distintas comunidades de la zona presentaron y seleccionaron a sus candidatos, quienes luego fueron capacitados en la teoría y práctica de la construcción preincaica. Cuenta Daniel “nos capacitamos un período en Salta, y otro periodo en Tastil, en el propio sitio en lo que es restauración de las estructuras. ¡La verdad es que nunca pensé estar trabajando aquí en este lugar!”
El entusiasmo de los jóvenes

Los becarios, quienes fueron organizados en tres grupos, autonombrados los “cardones”, “los suris” y “los halcones viejos”, trabajaron bajo la guía de los arqueólogos, por 40 días tomando registros minuciosamente detallados del sitio y realizando un trabajo de conservación de la “pucara” de Tastil, que había sido construida siglos antes por sus antepasados. Valentina Chuchy, colega de Daniel y otro becario, cuenta el orgullo que tiene, en particular como la única mujer del grupo, de trabajar en el sitio de sus ancestros, reconociendo la importancia no solo personal, sino también de los jóvenes en dar un valor al sitio.

“Hay muchos chicos más jóvenes que yo, y los veo entusiasmado y aprendiendo” cuenta Valentina de sus compañeros, testimonio de que, en empoderar este grupo de habitantes de la zona, sobre todo los jóvenes, en la propia conservación del sitio, se ha creado una nueva generación de custodios del patrimonio cultural de la región. Dice Valentina “es algo que defendemos como pueblo originario y vamos a continuar haciéndolo.”



La logística como factor clave

El proyecto optó por trabajar con la Asociación de Emprendedores de los Cerros Turu Yaco, para proveer la logística en una zona tan agreste. La Asociación, que congrega a numerosas poblaciones de la Quebrada de Toro, se encarga de todo lo relacionado con la logística, una tarea aún más complicada ahora que las obra en Tastil está completada y los becarios están trabajando en la alta montaña, a casi 4,000 metros de altitud. “Para nosotros es un orgullo” cuenta Primitivo Yapura, secretario de la asociación de Turu Yaco. “Nuestros antepasados, hace años, han puestos estas piedras para desarrollarse, para vivir y ahora esta generación ha vuelto a tocar estas piedras”.

El BID y la provincia de Salta

La puesta en valor de este sitio arqueológico es parte de un nuevo tipo de desarrollo para esta zona. El proyecto de conservación está financiado por un programa del BID que tiene como objetivo de incrementar el ingreso y el empleo generados por el turismo en la Provincia de Salta, y lograr una distribución más equitativa de ambos en el territorio y la población. Si bien hay desafíos de desarrollar el turismo en sitios culturales sensibles, tiene gran potencial para el desarrollo rural comunitario. Hablando del proyecto, Manolo Copa, presidente de la Unidad de Gestión Local de Tastil comentó que “es un bien nuestro, de los pueblos originarios y ahora el cuidado real es en manos de nosotros. Lo que ha hecho el BID es confiar en nosotros, he hemos cumplido.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario