Los chicos no pueden ir a al escuela porque todos sus útiles y ropas se redujeron a cenizas. Creen que el fuego fue intencional.
El ranchito de Juan Quipildor, ubicado en finca La Cañada, detrás de la vieja usina hidroeléctrica de Campo Quijano fue consumido por el fuego la noche del viernes. Lamentablemente fue testigo del triste episodio junto a su mujer Analía Villa y sus 10 hijos. En pocos minutos perdieron todo: desde los útiles de la escuela de los chicos, hasta las camas y colchones de la pequeña habitación en la que dormían, que hacía a su la vez de depósito de enseres.
Los Villa se dedican al trabajo rural. Según la pareja, al regresar con sus hijos a su hogar observaron cómo las llamas se propagaban rápidamente por los techos de chapa y las paredes de cartón y plástico.
“A pesar de la oscuridad pude ver las figuras de dos hombres que se perdían tras los arbustos, cerca de nuestra casa. No entiendo lo que pasó. No teníamos mecheros ni velas encendidas. Y no tenemos instalaciones eléctricas”, relató Analía a El Tribuno.
El cuerpo de Bomberos Voluntarios de Rosario de Lerma terminó de controlar el siniestro que amenazaba con expandirse a los corrales y a los cerros contiguos.
La edad de los chicos va de 7 meses a 19 años y quedaron sin ropas. En tanto, la casa debe ser reconstruida desde los cimientos. No sospechan de nadie, pero aseguran que muchos extraños deambulan de noche por la zona.
Luego de conocerse la noticia, personal de la Municipalidad de Campo Quijano y del hospital de esa localidad salteña asistieron a la familia con ropa de abrigo y de cama, colchones y cuchetas. Mientras que personal de Obras Públicas evalúa la reconstrucción de la vivienda. También se acercaron muchos vecinos a ofrecer su ayuda.
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