Un matrimonio con sus hijos chicos, un bebé y un discapacitado convivían hacinados en una casilla fría a medio construir. Llegaron hace tres años a Quijano.
Una familia con toda su prole fue asistida en forma urgente por la comuna debido al estado de vulnerabilidad en que viven en un loteo privado cercano a los barrios San Roque y San Jorge. Entre los 11 integrantes hay menores, un discapacitado y un recién nacido. Desde hace varios días improvisaron una tapera con plásticos y maderas para guarecerse del frío intenso de esta parte del Valle de Lerma, cuya marca mercurial este martes llegó a dos grados bajo cero.
Los Gutiérrez llegaron a Quijano hace tres años en busca de nuevas oportunidades laborales y de vivienda. Eran de Villa María Esther, en la ciudad de Salta. Estuvieron deambulando por diferentes lugares, alquilando y viviendo de prestado. Hasta que lograron conseguir una vivienda en el barrio El Canal de esta localidad. Pero el techo para la familia duró poco tiempo. Nadie alquila a una familia numerosa y en condiciones económicas inestables.
"Trabajo de carnicero, y también changarín. Pero las cosas en Salta capital y alrededores no andan bien. Tuve que animarme a venir a Quijano. El alquiler es complicado. Así que adquirí un terrenito por estos lados. El tema es que ya no tenemos dinero. Nos aferramos a lo poco que tenemos y a aguantar el frío", contó Miguel Ángel Gutierrez.
Las noches de estos días han sido gélidas, y los abrigos no alcanzan cuando hay niños, y la comida es escasa. Por estos lados, donde la Quebrada del Toro comienza a dibujarse hacia el interior de las serranías, el viento es muy helado. Los Gutiérrez se acobacharon como pudieron.
Los plásticos apenas resistieron el frío. Vecinos y el municipio se acercaron a la familia para ayudar. Con algunos elementos reforzaron la tapera pero no alcanzó. Ante esta circunstancia el intendente del pueblo ordenó el traslado de toda la familia a una cabaña del camping municipal. Allí tendrán acceso al agua caliente y a un mejor pasar, hasta que la construcción de su vivienda sea reforzada con material sólido. Todo estará a cargo de personal de la comuna.
"No quiero nada gratis. Con esta ayuda podemos acelerar la edificación de nuestra casita. Estoy agradecido al intendente (Cornejo) y los vecinos del barrio, que han sido muy buenos con nosotros", apuntó el jefe de familia.
A pesar de no tener un trabajo estable, Miguel Ángel Gutiérrez sale a changuear y traer el pan a su casa. Pero ahora la cosa se puso fea, por lo tanto también se le dio acceso a la familia a un comedor de la zona, y se le dará un apoyo económico, a fin de paliar este complicado panorama.
"Sabemos que está familia llegó hace poco a nuestro pueblo. Hay otras familias con necesidades también, pero no podemos mirar al costado e ignorar estos padecimientos extremos. El señor Gutiérrez está trabajando. Con mano de obra de la comuna se reforzará la construcción de su vivienda", contó a El Tribuno el intendente Manuel Cornejo.
Este caso de los Gutiérrez es análogo y recurrente en el Valle de Lerma. Familias enteras sin oportunidad de trabajo y soluciones habitaciones emigran de las periferias de la capital salteña hacia los pueblos de esta región. La vulnerabilidad termina siendo asistida por estos lados, pero la calidad de vida no mejora, puesto que son carentes aún. Este flagelo se está notando en los centros poblacionales cercanos a la capital provincial. Las comunas ayudan hasta donde pueden, porque también están las familias oriundas de estos pueblos sin coberturas del Estado, porque la asistencia social cada vez es más exigua.
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