Varios proyectos forjan la formación de los adolescentes. Una prueba piloto de educación a distancia se ejecuta junto a la Ucasal. El próximo año habilitarán una residencia universitaria en la Salta capital.
"Proyectos grandes convocan almas grandes", decía el padre Chifri. Este lema ha permitido desde hace 8 años que funcione en medio de una geografía maravillosa de la precordillera salteña, el único secundario de montaña de la provincia, el Colegio Albergue N´ 8.214 El Alfarcito, a unos 85 kilómetros de la capital provincial.
Este proyecto, parte del derecho por aprender de tantos adolescentes de estas regiones inhóspitas de la geografía del norte argentino, está cumpliendo con creces sus objetivos. La tarea es dura y muy ardua. No sólo es enseñar educación secundaria, es acompañar y contener a los adolescentes.
"El colegio está cada vez mejor, su progreso y crecimiento humano. No medimos los números, un chico del cerro no es una estadística. Lo importante es saber estar en el momento que uno de estos jóvenes te dicen "padre puedo hablar con usted, me pasó esto' o que te diga "necesito un abrazo' son hechos y situaciones invaluables. Estos chicos le dan valor a esos momentos, porque tienen formación humana", cuenta el sacerdote Walter Medina, representante legal del secundario El Alfarcito.
Él comenzó a estar al lado de estos adolescentes desde hace 5 años. Vio a los primeros egresados. Van este año por la quinta promoción y los desafíos aún son mayores.
Piensa en voz alta y reflexiona: "Hoy vemos chicos alegres, no son aquellos chicos callados y sumisos que no podían salir a nada; hoy se animan a hablar, el colegio está para que los chicos hablen y digan lo que les pasa, ya sólo eso es muy importante".
Antes, por estos lados, era imposible terminar la primaria. Lo dice Primitivo Yapura, un buen hombre llegada desde las altas cumbres, cuyo trabajo de criar cabras y sembrar papas lo sigue haciendo sin sus hijos, porque los manda al colegio secundario para que tengan futuro. "Hoy es una realidad educar y aprender en Alfarcito. Los chicos quieren estudiar y tener una profesión. Muchos quieren mejorar su comunidad. Pretenden realizar sus proyectos por esta zona", dice.
Uno de estos chicos es Armando Cañizares. Egresó del secundario del paraje y está estudiando a distancia la carrera de Seguridad e Higiene a través de la Universidad Católica de Salta: "Siempre pensé en cómo afianzar la seguridad en algunos zonas donde la gente nuestra siembra o construye sus casas. Sufrimos de inclemencias climáticas y hasta de accidentes, todo eso lo podemos evitar si trabajamos en comunidad".
Armando es parte de otro proyecto educativo a gran escala e innovador. "Tenemos como proyectos realizar educación a distancia, hay una prueba piloto que se está ejecutando con un alumno que está estudiando higiene y seguridad a través de la Universidad Católica de Salta con el nodo de internet de Alfarcito, hay varios en la lista de espera, nos faltaría crecer en la capacidad técnica de internet que tenemos", contó.
Hoy ya está lista una biblioteca con 20 computadoras para un aula virtual a distancia pero falta la conexión a internet con más capacidad. Son 120 egresados, de los cuales 40 están estudiando carreras terciarias y universitarias. También hay deserciones, como en otras regiones pobladas, pero la premisa del proyecto Alfarcito pasa por otro lado. "Con estas cuatro promociones, estamos aprendiendo, este camino es muy nuevo, muy difícil, y aun estamos viendo como ayudar a estos chicos a seguir sus estudios superiores. Creemos en la educación dual: conocimientos para saber, y práctica para hacer. Quién sabe hacer adobe es un profesional; no podemos decir que es profesional solo el médico o el abogado y si haces adobe no sos nada. Cultivamos otros valores", dijo el padre Medina.
Una residencia en Salta
El padre Walter Medina le contó a El Tribuno sobre la habilitación de una residencia universitaria en salta capital para acompañar a los alumnos en sus estudios superiores. “Estamos muy agradecidos a la Fundación Sí, el Hogar del Padre Loyola, Fundación Alfarcito y a varios particulares que están haciendo posible este nuevo espacio de apoyo educativo para los egresados de Alfarcito”, dijo, y agregó: “Desde nuestras capacidades debemos dar el acompañamiento a los chicos, debemos trabajar en conjunto para el mismo fin, es mostrar al mundo lo que se vive acá en el cerro, la gente de esta zona nos enseña mucho y es bueno que la gente lo sepa, porque estos estudiantes también son argentinos muy valiosos para el país”.
“Veo en Alfarcito un colegio que creció muchísimo en todos los sentidos; pero la formación humana de los chicos ha sido una aventura maravillosa”, cerró”.
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