Personal de la Policía Federal llevó abundantes regalos a la comunidad educativa de ese alejado paraje
Se portaron los padrinos de la escuela 4.526 El Rosal, ubicada en pena quebrada del todo, a unos 3.500 metros sobre el nivel del mar a 130 kilómetros de la capital provincial.
Es que días pasados llegaron hasta allí con abundantes donaciones consistentes en mercadería, ropa, calzado, colchones, pelotas y otros juguetes para que sus ahijados la pasen espectacular.
Se trata del personal de la Delegación Salta de la Policía Federal, que como todos los años cumple con realizar una visita a sus ahijados de ese alejado e inhóspito paraje de la Puna.
Encabezada por el comisario Raúl Alberto Nazzi y el subcomisario Ramón Alejandro Sosa la comitiva partió desde Salta con renovadas fuerzas para realizar la travesía por los cerros y caminos polvorientos, vadeando arroyos con agua de deshielo, para llegar a la escuela El Rosal. Allí los recibió el director Aldo Palacios y decenas de caritas ansiosas que miraban la carga casi sin poder contener la alegría y las ganas de recibir alguna cosita de sus padrinos.
Y así nomás fue. Los cerca de 30 pequeños de entre 5 y 14 años que asisten a la escuela fueron dando rienda suelta a la algarabía cuando de entre los bultos surgieron pelotas, otros juguetes y hasta un pelotero con un payaso que hizo las delicias de todos ellos.
A posteriori, los oficiales invitados por el director recorrieron las instalaciones del lugar donde existe la iglesia y la escuela en medio de un caserío disperso.
En el predio de la escuela funciona además un taller bien equipado y una radio escolar que sirve además para comunicarse con Quijano si sucede alguna emergencia.
Pero los docentes y los chicos cuentan también con un invernadero donde se dan el lujo de cosechar sus propios alimentos en un clima tan riguroso que llega los 20 grados durante y día y la temperatura cae a -20 durante la noche.
Debido a las distancias y a las rigurosas condiciones climáticas de la Puna salteña, para asistir al local escolar algunos de los niños se ven obligados albergarse en el edificio de lunes a viernes, en tanto otros deben recorrer diariamente varios kilómetros desde sus casas hasta el establecimiento educativo, por lo que el director implemento un comedor escolar para ayudar a la asistencia diaria de los chicos.
Por otra parte, cabe señalar que desde el año 2000 la Delegación Salte de la fuerza apadrina la escuela. Desde entonces, anualmente, los efectivos policiales cumplen lo que se convirtió en un rito solidario: juntar las donaciones aportadas por los integrantes de la unidad y trasladarla hasta esa cálida escuelita emplazada en la desértica, inmensa y bella Quebra del Toro.
Es que los escasos recursos de los habitantes de la zona han calado hondo dentro del corazón de los hombres de la Policía Federal, quienes cada año fijan como una de sus metas asistir a la escuelita "El Rosal" para que los niños que concurren a la misma puedan recibir una adecuada formación.
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