jueves, 19 de enero de 2017

A tres años de la tragedia de Quijano, piden que la condena a Barrientos quede firme

Los Jurado viven entre el dolor y el pedido de celeridad a la Justicia. Omar Barrientos podría recibir una pena de 25 años.

La puerta de casa se abre. Se ingresa después de dar un paso a la derecha. Una foto gigante de Ana Belén –cargando en brazos a su hija Ámbar- y Juan Cruz recibe a todo los que entran. Al costado, a la derecha, un mueble que podría usarse para guardar vajillas, en la casa de los Jurado, en villa San José, exhibe las últimas fotos de los jóvenes que, junto a Rodrigo Tapia, un amigo, perdieron la vida por el trágico accidente del Camping de Campo Quijano. 

Era verano y las altas temperaturas se hacían sentir. Los jóvenes buscaban refrescarse entre bebidas y asados en familia y amigos. Una semana antes del accidente había pasado el día en el Cabra Corral. “Siempre andaban de aquí para allá, eran felices”, recordó Liliana, la mamá. 

“Se jugaba el superclásico de verano, los chicos eran fanáticos de Boca. Cargaron la conservadora, las comidas, las bebidas y se fueron a pasar el fin de semana allá”, contó Alfredo, papá. Y acotó: “hasta se habían llevado el tele de casa para ver el partido en el camping. Pero la TV Pública no pasó el partido y entonces se pusieron a jugar a la Play”. 

Los Jurado junto a Rodrigo Tapia se habían instalado en el camping desde el sábado. La idea era regresar al día siguiente. Pero el domingo 19 de enero quedó marcado en sus corazones. El Fiat Uno que conducía Jorge Omar Barrientos, en estado de ebriedad, se estrelló en el camping y arrasó con los chicos que disfrutaban de una comida. Desde entonces todo cambió. 

Juan Cruz cursaba el Bespa y hacía changas por la Villa, en la zona oeste de la ciudad. Ana había terminado el secundario, estudiado inglés y en 2014 iba a cursar el profesorado en educación física. 

El recuerdo
Desde entonces la vida les cambió a los Jurado. La ausencia se nota en la mesa, las habitaciones, en cada pasillo de la casa. Los papás deben enfrentar la pérdida de dos seres queridos y la crianza de Ámbar que tenía poco más de un año cuando disfrutaba junto a su mamá y tío de la tarde de camping.

“¡Mirá mamá, mirá esta foto”. La entrevista se interrumpe cuando la niña le acerca un cuadro de su mamá a su abuela, a quién la llama mamá. Liliana contuvo las lágrimas y reconoció que es difícil. 

“Ella siempre nos hace preguntas de dónde están su mamá y su tío. Nosotros le respondes con un lenguaje que ella pueda atender, le decimos que diosito se los llevó al cielo”, dijo.

“Queremos que sea una niña normal, que crezca normal y feliz. Es nuestra felicidad”, confesó Alfredo cuando se secaba las lágrimas. 

Los abuelos se convirtieron en papás. La vida continúa, “difícilmente, pero continúa”, contaron. Ámbar se prepara para empezar el pre jardín y para los Jurado es como un volver a empezar, sin olvidar. 

Un caso sin precedentes
El 11 de marzo de 2016 Barrientos fue condenado a ocho años de prisión por la muerte de los Jurado, Tapia y Mario Alejandro Ríos que viajaba como acompañante en el auto. Fue la primera vez en la historia judicial de Salta que se imputó a un conductor por el delito de homicidio simple (con dolo –intención- eventual). 

La familia espera que la Cámara de Casación deje firme la sentencia en contra de Jorge Omar Barrientos. La pena podría extenderse de ocho a 25 años de prisión. 

Hoy, desde las 11, los familiares de víctimas de la tragedia de Quijano harán el repintado de las estrellas amarillas, para recordar a los jóvenes. 

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