miércoles, 3 de mayo de 2017

Se jubilo don Valerio Gutierrez enfermero de San Bernardo de las Zorras

Valerio Gutiérrez se jubiló tras más de cuatro décadas de servicio en las comunidades de la Quebrada del Toro.

Tras cumplir su ciclo laboral, don Valerio Gutiérrez "el enfermero de los cerros", como lo conocen en la Quebrada del Toro, se jubiló.

"Todos sabíamos que algún día nuestro querido amigo decidiría jubilarse, pero como todo aquel que ama servir a los demás estamos seguros que no dejará de ayudar a quienes lo necesiten", contó la gente del paraje El Alfarcito.

Valerio nació el 15 de diciembre de 1951 en Pampa Grande, localidad de Guachipas. Está casado con Rosa Flavia Tejerina, es padre de cinco hijos y abuelo de 16 nietos.

Llegó como enfermero a la quebrada el 10 de abril de 1974. Desde entonces trabajó en forma ininterrumpida en las comunidades de El Rosal, San Bernardo de las Zorras y Potrero de Chañi, auxiliando a las familias de los parajes esparcidos en la inmensidad de las montañas.

Compañero del padre Chifri
Por su profundo conocimiento de cada uno de los senderos que dibujan los cerros como si hubiera nacido en la zona, supo acompañar al padre Sigfrido "Chifri" Moroder en sus incansables recorridas por todos los rincones de ese vasto territorio.

Luego de 43 años de trabajo decidió dedicarse de lleno a su familia, pero aseguró que continuará asistiendo algún enfermo que lo necesite.

Reconocimiento
Antes que nada, don Valerio agradeció a Dios por todos esos años de servicio. Y la comunidad de los cerros se lo devolvió con una gran muestra de cariño. Hace pocos días, junto a sus familiares, amigos y miembros de la Fundación Alfarcito, celebraron el acontecimiento en San Bernardo de las Zorras. Fue una ceremonia amena y cargada de emotividad. Allí, el histórico enfermero izó las bandera nacional y de la provincia, y participó de una misa en acción de gracias, que estuvo a cargo del padre Walter.

Platos típicos
Como es una tradición en el lugar, todos compartieron platos típicos como cordero asado, locro y choclos. El almuerzo fue amenizado, como no podía ser de otra manera, con acordes de guitarras y temas del cancionero popular.

Durante la sobremesa, contó Carlos Figueroa, de la Fundación Alfarcito, Valerio agradeció el acompañamiento, durante sus años de trabajo, del maestro Oscar Podziagwi, quien lo recibió en San Bernardo de la Zorra en 1974; también al padre Chifri, la persona que jamás podrá olvidar por sus consejos y la paz que transmitía, según recordó. Y también se acordó con mucho cariño del padre Pepe Lynch. El enfermero de los cerros no considera a su jubilación como una despedida, porque sabe que su vocación de servicio lo acompañará por siempre.

Una reflexión
"Cuando la vida se presenta dura, muestra tus labios sonrientes y tu columna vertebral flexible. La fe es dura como una roca, para soportar las inclemencias de la vida" le dijo Valerio a El Tribuno, un hombre de pocas palabras pero de mucho trabajo, lo que quedó grabado en la memoria de la Quebrada del Toro.

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