viernes, 23 de noviembre de 2012

Un año sin Chifri: el santo de la Quebrada del Toro


Salta recordará al padre Chifri a un año de su partida de este mundo. Habrá misas y homenajes en El Alfarcito, Rosario de Lerma, y también en la iglesia Santa Julia de Buenos Aires, donde se inició como sacerdote.
Tal vez Chifri sea una herida que nunca cicatrice. Nadie como él contagió solidaridad y cosechó voluntades para abrazar iniciativas misioneras, para llevar adelante un ilimitado plan de oportunidades destinado los olvidados de siempre: los silenciosos y solitarios habitantes de los cerros.
El Mollar, Huaico Hondo, El Gólgota, Gobernador Solá, El Alfarcito, Santa Rosa, Las Cuevas, Pascha, Potrero de Uriburu, San Bernardo de las Zorras, El Rosal, Potrero de Chañi, Finca El Toro, Palomar, El Cruce, El Manzano, Cerro Negro del Tirao, Cerro Negro de Tejada y Las Mesadas, aún lloran al ángel que los rescató de la indiferencia.
No pasaron muchas horas de la mañana del 23 de noviembre del 2011 y la peor noticia se esparcía por toda Salta llenando los corazones de una angustia inédita. De sensación de soledad, de orfandad. Maximiliano Sigfrido Moroder, el padre Chifri, nacido en Buenos Aires en 1965, dejaba ese día este mundo al que tanto bien le hizo. Fue un misionero, un peregrino, un sembrador de posibilidades.
Se lo llevó en andas el viento de la quebrada, partió a caminar senderos infinitos. Su espacio será un hueco sagrado imposible de llenar. Por eso, recordar a Chifri es una invitación a acercarse al otro, a los invisibles. Es saber que se puede extender la mano superando las limitaciones personales tal como él lo hizo: después del accidente que sufrió en 2004, al caer en parapente, concretó sus más grandes obras en la Quebrada del Toro. Decía: “Buscamos alentar el desarrollo de esta región para que su gente pueda descubrir en su tierra una opción sostenible para el arraigo definitivo”. “Este será un colegio secundario albergue, construido en el cerro y para los chicos de los cerros”. “Nos une el anhelo de hacer el bien”.
Chifri fue una aurora, un despertar, un árbol cargado de frutos.

Salta lo recordará
Los homenajes en el primer aniversario de su muerte comenzaron ayer, a las 8.30, en el Instituto Rosario de Lerma, donde se descubrió un mural exterior en honor a Chifri, quién fuera capellán de ese colegio, cuando llegó a Salta en 1999. El mural fue realizado por el grupo artístico Desde adentro, integrado por alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Salta, y por el grupo Valores.
La misa central en su memoria se realizará hoy, a las 10.30, en la capilla de El Alfarcito y será presidida por monseñor Dante Bernacki. Luego habrá un almuerzo a la canasta con las comunidades de los cerros.
A las 19.30 en la parroquia Santa Rita de Rosario de Lerma, se descubrirá una placa en honor al sacerdote. Luego se realizará una misa y un homenaje con videos y testimonios de su labor pastoral y sus enseñanzas. El domingo 25, a las 18.30, los alumnos del colegio de alta montaña presentarán “Expresiones de El Alfarcito”, con la actuación de la banda de sikus, coplas, danzas y obras teatrales.

El Alfarcito, su lugar en el mundo
De Chifri se puede decir todo lo bueno. Fue un santo varón, un visionario. Tenía a la Cruz de Cristo como timón, bandera y espada para concretar las más filantrópicas ambiciones de que un hombre sea capaz.
En Chifri, lo que aparentaba ser débil y vacilante era lo más fuerte y decidido. Un hombre de profunda fe que confió en el mandato cristiano: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).
Sus mayores logros vinieron después de su tragedia de 2004, que lo dejó en silla de ruedas. Esa experiencia dejó como legado de amor el libro ”Después del Abismo”.
El Alfarcito se convirtió en el corazón de un enorme plan que puso en marcha para recuperar del olvido a 25 comunidades de la Quebrada del Toro. Es el lugar desde donde las ideas de Chifri tejieron obras, fundaron esperanzas ciertas para quienes sólo conjugaban los verbos emigrar, partir, olvidar. Tal vez eligió El Alfarcito porque ahí el campo parece infinito y uno se imagina la regla perfecta de la naturaleza en la composición de árboles, cerros y valles. Tal vez lo eligió porque ahí el silencio es el alma del paisaje y el cielo azul parece al alcance de la mano.
Con grandes obras concretadas y un amor franco al extremo, Chifri llegó a ser conocido y postulado para el premio Abanderados de la Argentina Solidaria 2010. Entre más de mil postulantes quedó entre los doce finalistas y ganó. Todos sus logros están plasmados en la mejor calidad de vida de los habitantes de altura del departamento Rosario de Lerma.
Chifri creó prosperidad; afirmó la identidad; evitó el desarraigo. Su sueño eterno se mece en los brazos de la fe, danza con los cerros su hermandad, descansa en almohadas de adobe, entre sábanas de viento fresco.

Sigfrido, la victoria de la paz
“Sigfrido es un nombre austríaco y quiere decir "victoria de la paz'. A mi señora le gustó mi nombre desde que nos conocimos y acordamos que así se llamaría nuestro hijo”, contó Sigfrido José Moroder, papá de Chifri.
Sobre este momento tan especial, a un año de la muerte de este hijo tan amado, expresó: “estamos con mi señora Ana María compartiendo el recuerdo. Chifri siempre fue una persona muy especial, muy destacada, especialmente por su don de integrarse con los demás, por su dulzura, su idea creativa, su sentido social, su sentimiento de igualdad con todos”.
“Su vida fue de entrega y eso no muere, la obra sigue. Hemos estado en julio para la fiesta de la papa andina y vimos toda su obra con frutos. Salta es tierra fértil, solo necesitaba un sembrador como Chifri”, destacó con la misma voz que tenía su hijo.
A un año de aquel triste 23 de noviembre, don Sigfrido dijo: “tenemos la sensación de su presencia permanente, de su guía y organización, Chifri trascendió la muerte. Somos gente de fe y entendemos que no está fisicamente pero su presencia es innegable. El orgullo que sentimos por haber tenido este hijo es infinito. Recibimos el reconocimiento de la gente y sabemos que nuestra presencia en los cerros les hace bien”.
Curiosamente, el papá de Chifri habló de la presencia de su hijo: “Tal vez ahora lo sentimos más presente que antes porque a cada momento nos lo nombran y este aniversario nos encuentra con la dicha de haberlo tenido en nuestras vidas”.
Finalmente expresó: “Lo vamos a recordar este viernes inolvidable en la Iglesia Santa Julia, en Buenos Aires, donde Chifri estuvo 20 años y fue director de un grupo juvenil del que salieron nueve matrimonios. Sus hermanas, Anita y Gaby, estarán en Salta, acompañando los homenajes en memoria del hermano”.
"Esté donde esté, mi hijo ayudaría"
Por santo y por ángel que fuera el hijo, ¿qué madre podría entender la muerte del ser que tuvo en sus entrañas, que amamantó entre sus brazos? Ana María, la mamá de Maximiliano Sigfrido, Chifri, también habló de este momento: “siento mucha nostalgia de él y alegría por su gran obra. Mi hijo tuvo una personalidad muy especial. Pensar en que ya pasó un año es fuerte en lo emotivo porque perder un hijo es un dolor insuperable”.
Contó que “sus hermanas fueron compañeras incondicionales de Chifri, al extremo de dejar todo en Buenos Aires para apoyarlo. Eran sus seguidoras y admiradoras. El las dirigía y se entendían mucho los tres. Tenían un ideal común, por eso se fueron los tres a Salta y nos dolió su partida, pero agradecimos que no se hubieran ido al Africa a misionar, como planeaban”.
Sobre las versiones que atribuyen milagros a Chifri, Ana María dijo: “el 28 de mayo fue su cumpleaños y una persona manifestó públicamente que Chifri había hecho un milagro pero eso se tiene que probar. Sé que mucha gente le pide cosas, lo tiene como intercesor, pero todo se tiene que probar. Igualmente, no tengo dudas de que mi hijo ayudaría a la gente, esté donde esté”. Como vano consuelo, recordó: “sufrió mucho desde su accidente, pasó por todas las etapas del sufrimiento y la muerte a veces es un alivio físico. Pero como mamá sólo puedo decir que la perdida de un hijo es dolorosa al extremo”.
Semblanza, por sus hermanas Gaby y Anita

“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. 
“Yo soy el buen pastor que da su vida por las ovejas”. 
“¿Me amas? Apacienta mis ovejas”.

Tres citas del Evangelio que nuestro querido hermano menor encarnó en su vida. Como las cinco horas diarias que rehabilitaba para vencer la discapacidad que le dejó el accidente que tuvo en parapente en 2004. Le decíamos que lo tome como un entrenamiento de rugby, porque Chifri practicó ese deporte durante 8 años desde la mañana hasta la noche.
Enseguida se propuso dejar la silla de ruedas y junto a la comunidad de Santa Rita de Rosario de Lerma, entrenaba para dejarla y bajar el solo las largas escaleras desde su casa parroquial para dar la misa.
Usó toda su inteligencia y sabiduría de salir adelante y no quedarse postrado en la cama. Por eso manejaba el burro rojo, su cuatriciclo, que se lo regaló uno de los tantísimos amigos salteños que lo ayudaban. Se iba a Potrero de Chañi, a 5.000 metros de altura, un cerro nevado, gélido, con la campera que le regalara un equipo suizo. Llevaba sus bastones adelante del cuatri, el bolsito, un bidón de nafta y a misionar siempre.
¿Se acuerdan del terremoto del 2010? Chifri estaba en el burro rojo en Alfarcito y sin pensar en sus limitaciones, se largó a prestar ayuda a la gente de los cerros. Le caían piedras encima, incluso subió gente en su cuatriciclo y aguantó esa circunstancia sirviendo a los demás. Cuando decidió volver se topó con el alud en El Alisal y no pudo pasar. Tuvo que dar toda la vuelta por atrás de El Alfarcito y tardó 9 horas en llegar a la ciudad de Salta.
También fue después de su accidente que decidió poner en marcha una rueda de solidaridad económica, profesional y técnica para construir el colegio secundario El Alfarcito N°8214, en la ruta nacional 51, kilómetro 82. Recordamos esa hermosa mañana cuando un montón de gente, amigos incondicionales de Chifri, llegaron a trabajar haciendo la torta de barro para el techo del colegio, en sintonía y con buen humor. Se estaba realizando su sueño del colegio para los chicos del toda la Quebrada del Toro, para que no se fueran de su tierra y terminaran en una villa en Buenos Aires, pasando necesidades sumado al dolor del desarraigo. 
El quería que los jóvenes del cerro estudiaran y se capacitaran para volcarlo luego en la Quebrada. 
Sabemos que Chifri está con Dios, María y los santos tan queridos. Nos acompaña e intercede por nosotros siempre. 
Querido hermanito menor, sabemos que siempre velarás por cada una de tus ovejas, que quedamos huérfanas de tu amorosa presencia. Sabés que te amamos con el alma.

Datos relevantes
Octubre 2011. El Premio Sol Andino de Oro que, a través de encuestas, da cuenta de la preferencia de los salteños. Un mes antes de su muerte, fue para Chifri.
Abanderado 2010. Certamen que tuvo 1300 participantes. Quedaron 12 finalistas, personas maravillosas y solidarias, y el abanderado de la Argentina solidaria fue Chifri.
Fundación Alfarcito. www.fundacionalfarcito.org.ar Está compuesta por voluntarios de Salta, Buenos Aires y el exterior. Su lema: “Nos une el anhelo de hacer el bien”.
Colegio. El Colegio Secundario Albergue de Montaña El Alfarcito alberga y educa a los egresados de las 18 escuelas primarias y a los adolescentes de los cerros del Toro.
Capacitación. En Alfarcito, punto equidistante a las comunidades de la Quebrada, Chifri abrió un centro de capacitación para salvar las habilidades y la cultura de los cerros.
Creatividad. Entre tantas obras, Chifri puso a rodar por las soledades de Toro el Colectivo de los sueños, que llevó alegría, libros, deportes y música a las escuelas.

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