UN ESTUDIO PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LA GENTE
Un equipo a cargo del científico Germán Zalasar de la UNSa trabaja en convenio con la Universidad de Valencia. Instalan equipos para medir rayos UV con el fin de estudiar y aplicar métodos de prevención contra el cáncer de piel.
Es conocido que hay que cuidarse de la exposición a la radiación ultravioleta “UV” ya que afecta a la salud, sobre todo a la piel y a los ojos. Las personas que se exponen a estos rayos tienen más predisposición de sufrir cáncer de piel y cataratas. Un equipo de científicos salteños, de la Universidad Nacional de Salta, decidió estudiar cuánta de esta radiación reciben las personas que viven en altura y qué medidas se pueden tomar para prevenir este tipo de enfermedades.
Un estudio minucioso
Germán Zalasar es un joven y apasionado de la energía solar y desde 2009 viene trabajando en el tema de la evaluación del recurso solar en regiones de altura.“Comenzamos junto a un equipo de profesionales con la instalación de estaciones meteorológicas que se distribuyeron en varios puntos de la provincia. Medíamos radiación solar global que es la más sencilla y también a medir temperatura y humedad relativa.
Empezamos a hacer la correlación entre los valores de radiación solar y los meteorológicos, sobre todo para realizar la evaluación de la factibilidad de instalación de sistemas generadores de electricidad ya sea fotovoltaico o concentrador que son los que más se usan”, le contó a El Tribuno, Zalasar.
En 2011 obtuvo una beca en España para estudiar con el grupo de radiación de la Universidad de Valencia: “Ellos tienen una línea de investigación que estudia el UV. Allí presentamos un proyecto de cooperación internacional entre las dos universidades (de Salta y de Valencia). Yo escribí el proyecto y ganamos. Eso nos permitió comprar equipos para la medición de UV en altura en nuestra provincia de Salta.
Son tres equipos de última generación que miden específicamente la región del espectro que es la responsable de las quemaduras en piel y que se denomina radiación ultravioleta eritemática (UVER). Es un estudio prolongado, cuantitativo y sistemático”, dijo Zalasar. Los equipos fueron instalados apenas llegaron en diciembre de 2012.
Los equipos están distribuidos de la siguiente manera: uno en las terrazas de la UNSa, es decir a 1.200m de altura sobre el nivel del mar (s.n.m.) , otro en San Carlos a 1.600 m y el tercero en El Rosal, a 3.600 m, en una escuelita ubicada antes de llegar a Tastil. “El proyecto es hacer mediciones de UV a distintas alturas sobre el nivel del mar para correlacionarlo luego con otros modelos.
Todos los procedimientos y protocolos para la instalación de estos equipos y sus mediciones son internacionales, porque un dato mal medido no nos sirve. Pero lo importante es que esto le sirva a la gente.
Juntar datos por juntarlos no le sirve a nadie. Esto tiene que ser aplicado para prevenir enfermedades. Esto es un trabajo a largo plazo, como mínimo tenemos que medir durante 5 años. En una segunda etapa es medir cuánta radiación llega a cada una de las personas, a través de dosímetros o sensores.
De qué estamos hablando
Hay una zona espectral que se llama la UVER, radiación ultravioleta eritemática, y que es la responsable de las quemaduras de la piel y de la irritación en los ojos. “Estos sensores los miden y te dicen con números cuán fuerte es la radiación ese día en esa zona, porque no es lo mismo la radiación UV en Mar del Plata que en San Antonio de los Cobres para el mismo día incluso”, agrega Zalasar. Lo ideal es medir sobre la misma población la mayor cantidad de tiempo posible. Hasta ahora se conocen los daños que produce el UV con datos de otros países como Colombia y Ecuador, pero en Salta todavía no hay información precisa.“La cantidad de datos que estamos obteniendo es inmensa, por eso estoy seguro que de esto van a salir una serie de estudios científicos que todavía ni siquiera sospechamos”, concluyó Zalasar.
El equipo
El equipo científico es coordinado por Germán Zalasar y lo integran Carlos Cadena, Héctor Suárez, Delicia Acosta, José Amado, Tane Correa, tesista de grado, todos de la UNSa y pertenecientes al Instituto Nacional de Energías no Convencionales y del Instituto de Investigaciones para la Industria Química.
Además de Pilar Utillas, María Fernández Marín y José Martínez Lozano, de la Universidad de Valencia, España.
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