viernes, 19 de octubre de 2012

Una semana urbana para 35 chicos de la Escuelita del Rosal


VIVEN EN LA QUEBRADA DEL TORO, A 3.500 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR. Viajaron 130 kilómetros para experimentar los muchos encantos de la ciudad de Salta.

Desde los ocres y grises de su paisaje de pura cortadera y piedra, llegaron 35 chicos de la escuela El Rosal a transitar los ocres y grises de esta ciudad en pleno estío. A 3.500 metros sobre el nivel del mar, en la Quebrada del Toro, está El Rosal. Ahí la ilusión del verde se pierde al ascender las serranías, el viento cobra una fuerza respetable, el frío cala la piel como una daga, y el sol se hace sentir como un golpe poderoso. Todo es extremo en El Rosal. También lo es la nobleza de su gente.

Desde este solitario y pintoresco paraje rodeado por los nevados de Chañi, El Acay, Castilla y San Miguel, viajaron a Salta 35 chicos de la escuela Nº 4526 para tomar contacto con la ciudad, con sus museos, el teleférico, el cine, la planta editorial de El Tribuno y otros atractivos comunes para la mayoría, raros para los habitantes de las soledades del Toro.

Al frente de la comitiva estuvo el director de la escuela, Aldo Román Palacios, y el concejal Carlos Lupi Cruz, quien puso toda su capacidad de gestión a funcionar para que los chicos pasen una semana inolvidable. 

“En los cerros, poco es mucho”, enfatizó Lupi Cruz y destacó que este viaje se enmarca en un proyecto denominado “Dejando huellitas en los cerros” que cuenta con el apoyo de numerosos empresarios salteños que, generosamente, se suman a las iniciativas que pretenden rescatar a los chicos de la quebrada, de la indiferencia y el olvido.

“Es muy valioso que los empresarios se tomen un minuto después de sus tareas cotidianas, después de dar trabajo a mucha gente, para pensar que en las soledades de la Quebrada del Toro, entre los cardones y las piedras, hay alguien soñando y necesita una mano para cumplir su sueño”, remarcó Lupi Cruz y comentó que estuvieron cargando camiones con fardos de alfa y alimentos para subir a la quebrada, donde todo es difícil de conseguir, aún lo más simple para la subsistencia cotidiana.

Mucha hospitalidad
La llegada de los chicos fue celebrada por la Municipalidad de Campo Quijano que los recibió con hospitalidad, un asado y juegos. Luego, con la ayuda de la Municipalidad de Salta, llegaron a hospedarse en el Legado Gemes. También agradecieron el transporte y la comida a la comuna salteña.

Como si todo fuera poco, recorrieron su propia muestra de cuadros en el Museo de Bellas Artes, donde por iniciativa de la firma RSA, realizaron coloridas pinturas en tela con acrílicos, que ahora están en exposición.

Ellos sueñan con poder conocer el mar
En su visita a Salta, los chicos de El Rosal estuvieron con el intendente Miguel Isa, a quien los chicos le expresaron un profundo anhelo: conocer el mar.

Según comentaron, Isa, conmovido con el deseo de estos habitantes de altura, se comprometió a gestionar ese sueño de los chicos de la quebrada. “Mucha solidaridad y compromiso del intendente Isa, le agradecemos mucho lo bien que pasamos estos días en Salta”, dijeron. Entre las actividades que desarrollaron estuvo una visita al cine. “Ninguno había ido al cine antes”, dijo el director de la escuela, Aldo Palacios.

En los minutos compartidos para esta nota, también hubo espacio para recordar al padre Chifri. “Es nuestro ángel, nunca nos abandona”, expresaron con emoción. Sin dudas, desde la construcción de la capilla Santa Teresita en El Rosal, en 2005, por iniciativa de este sacerdote, ya nada fue igual en ese paraje. Construida codo a codo, adobe por adobe, los vecinos comprendieron que no estaban solos y que la suma de voluntades construye lo imposible.

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