Las piedras, del tamaño de un limón, rompieron los techos y la gente se refugió en la Iglesia, en sus autos y hasta debajo de las mesas.
Fueron diez minutos de infierno, pero en vez de fuego, al horror lo causó el hielo. Campo Quijano fue la más afectada por el temporal que ayer se desató en el Valle de Lerma. Al menos quince personas, entre ellos varios niños, fueron atendidas en el hospital de esa localidad por heridas causadas por el granizo, mientras que no menos de 85 casas quedaron destruidas y lo mismo sucedió con decenas de autos que terminaron abollados y con los vidrios rotos.
Poco después de las 15, y después de una mañana y una siesta de fuerte calor, el cielo se cubrió de grandes nubes oscuras. Comenzó a soplar un fuerte viento que rondó los 80 kilómetros por hora y empezó a caer una intensa granizada.
Según los vecinos, las piedras tenían el tamaño de un limón. El viento las hacía golpear contra puertas y ventanas, rompiendo vidrios y madera por igual. Los techos de fibrocemento cedieron a semejante asedio y decenas de familias debieron buscar un refugio. En la Iglesia y en el complejo polideportivo fueron alojadas, al final del día, diez familias.
“Hemos recibido al menos a 15 personas, varios son niños a los que tuvimos que hacerles algunos puntos de sutura por heridas abiertas a causa del hielo”, explicaron a El Tribuno, en el hospital de Quijano. Uno de ellos fue Francisco Guanuco, de 10 años, quien llegó inconciente a la guardia a raíz del golpe del hielo. Según el relevamiento que hizo personal de la Municipalidad local, el barrio Ferroviario fue el más afectado. Allí al menos 25 familias perdieron no solo el techo y las ventanas. Sin la cobertura de sus casas, todo se mojó o el hielo lo rompió: televisores, computadoras, ropa, heladeras, colchones y muebles.
“Cuando se cayó el techo tuvimos que refugiarnos bajo la mesa”, contó Karina Pailluca, que vive en 20 de Febrero al 600.
Esa situación fue vivida al menos por ocho familias que están cerca de la planta de Boroquímica, sobre calle 20 de Febrero. Al ver derrumbarse el techo, y sin más opciones, usaron las mesas del comedor para protegerse.
Otro vecino explicó que con su familia salieron de la casa y se resguardaron en el auto.
En el ingreso a Campo Quijano, en la salida hacia Rosario de Lerma, unos 15 vehículos estaban estacionados sin vidrios, y con los techos y el capot deformados. Varios productores tabacaleros dijeron que sus cultivos fueron destruidos por las piedras. A las 18, tres horas después del temporal, aún se veía una capa blanca de hielo en una extensa zona.
En las calles había una gran cantidad de postes y cables caídos, y todo el pueblo estaba sin luz eléctrica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario