Los jóvenes no valoran las posibilidades laborales que se les abren cuando aprenden una determinada especialidad.
El déficit de albañiles, plomeros, soldadores, gasistas y electricistas en el interior se hace notar. Los que cuentan con esta formación no dan abasto para cubrir la demanda y en la mayoría de los casos en empresas constructoras. “Solo nos queda tiempo para hacer unas changas los sábados; es decir, trabajos menores que se pueden terminar en el día”, contó José, albañil de Campo Quijano.
En el Valle de Lerma los vecinos deben esperar semanas y, en algunos casos, hasta un mes por un turno. La demanda conlleva a que los obreros prioricen las obras de envergadura.
“Aquí hay muchos abogados, contadores e ingenieros, pero no hay nadie que cambie una canilla, instale un enchufe o construya una pieza”, se quejó Luis, un vecino de Cerrillos.
Docentes de Rosario de Lerma explicaron que la formación en oficios es una deuda pendiente. Los vecinos consultados por El Tribuno resaltaron que también es cierto que los jóvenes no vislumbran el valor que hoy tiene en el mercado laboral la preparación en oficios.
“La gran demanda de actividades relacionadas con la construcción les ofrece un mercado con rápida salida laboral. Trabajo no les va a faltar y pueden asegurarse importantes ingresos”, contó María de los Angeles, una vecina de La Merced.
En algunas localidades se realizan esfuerzos por incentivar a los jóvenes a aprender un oficio. En La Merced, por ejemplo, en instalaciones del Centro de Jóvenes Municipal se brindan talleres de electricidad. Los alumnos realizan las prácticas en domicilios particulares y en instituciones públicas, bajo la supervisión de un docente.
En Cerrillos, en horario nocturno, la Escuela Técnica San Ignacio de Loyola brinda cursos de electricidad, carpintería y telares. Están abiertos a toda la comunidad.
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